Cómo pasar de retales de tela a colchones económicos para COVID
Entre todos los problemas que nos ha traído la pandemia del COVID, también está, si cabe aún más, los residuos que se están generando con la utilización de los equipos de protección personal (Las afamadas batas anti COVID – EPP) y las mascarillas.
Otro impacto negativo que sumamos al medio ambiente cuando el año pasado, tal y como comentamos en nuestro blog, parecía que la pandemia y el clima extremo conspiraron una venganza casi perfecta contra la humanidad.
Desde el inicio de la pandemia, hemos visto crecer algunas Startups innovadoras con una nueva línea de negocio; el reciclaje de las mascarillas desechables o los equipos EPP para fabricar otros componentes. Incluso, el afamado CSIC, ha desarrollado un nuevo material para filtros de mascarillas sanitarias compuesto de nanofibras que son biodegradables ¡excelente!
Pero hay una iniciativa en particular, que representa la inteligencia, perspicacia e intuición por superar cualquier escollo y crear, de la nada, una empresa sostenible que aporta beneficios palpables al medio ambiente, que es económicamente viable, y, además, tiene un calado social importante.
Para ponernos en contexto, nos tenemos que trasladar a la India. Actualmente, junto a China, uno de los mayores fabricantes mundiales en todo tipo de equipos de protección personal (EPP) y mascarillas.
Aquí, es donde entra la creatividad o, mejor dicho, la inteligencia de la reconocida eco innovadora Lakshmi Menon que capitanea Pure Living… ¿Qué podemos hacer ante los residuos textiles y las necesidades hospitalarias de la India? ¿Podemos hacer algo con los desechos producidos en la fabricación de los equipos de protección personal (EPP)? De esos cientos de toneladas de retales que inundan muchas fábricas textiles de la India.
La respuesta… ¡proyecto Shayya! Utilizar los desechos que ya no son útiles en la fabricación de los equipos de protección personal para crear colchones de bajo coste que serán utilizados en los hospitales ante pacientes COVID. Sin duda… ¡la mejor idea del año!
«Hemos conseguido fabricar colchones por la mitad de su precio, con un material excelente; un colchón ligero, suave, lavable e higiénico»
Y llegados a este punto, como no hay recursos técnicos ni dinero; se han inventado una forma de trenzar manualmente los retales para elaborar los colchones…«El trenzado permite usar cada trozo de tela de diferentes tamaños. Hasta el más pequeño trozo, sirve, y todo el mundo sabe cómo hacer una trenza».
Pero… ¿Cómo fabrican un colchón que no requiere hilo, ni aguja?
- Tres piezas de la tela de desecho, se colocan una al lado de la otra y se trenzan juntas.
- A medida que la tela llega al final, se añaden más retazos de tela y se trenzan hasta alcanzar los 25 metros de longitud.
- Se coloca en un patrón de zigzag, y se ata con más tela de retales. La cama tiene que tener una longitud de 1,80 metros, y un ancho de casi 0,80 metros.
- Finalmente, se identifican los cabos sueltos y se atan entre sí.
Lakshmi, afirma que de una pequeña industria textil que tiene en media un stock de 6 toneladas de residuos cortados, se pueden hacer 2400 colchones Shayyas… «Tenemos un objetivo claro, reducir tanto la entrada de los materiales vírgenes como la producción de desechos, siempre que beneficie a la economía local y sea socialmente sostenible»
Además, estas colchonetas que inicialmente son destinados para centros de atención del COVID, también pueden ser distribuidas entre las personas sin hogar que se ven obligados a dormir en superficies más duras.
La emprendedora, que vive en el estado indio de Kerala. No deja pasar oportunidad por aportar valor a la sociedad y mejorar el estatus económico de las familias más pobres. Contrató a mujeres locales para su pequeña startup que habían perdido sus trabajos durante un encierro de varias semanas para elaborar los Shayyas.
El proyecto shayya ha sido adoptado por la ONU. Incluido en una lista de ideas innovadoras para luchar contra el Covid que pueden ser replicadas fácilmente en cualquier lugar del mundo.
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